Tu cuerpo no olvida:

la memoria emocional y corporal
¿Alguna vez ha escuchado estas frases?: “Siento mariposas en el estómago”, “tengo un nudo en la garganta”, “el corazón me late a mil por hora”. Todas ellas reflejan alguna condición emocional que de alguna manera se manifiesta en el cuerpo. 

“Las mariposas en el estómago” por ejemplo, son una manera de expresar que hay alguna sensación que puede implicar nervios, miedo o incluso enamoramiento. La conexión que existe entre el cuerpo y nuestro ser interno la podemos identificar de diferentes formas. Podemos verlo en un ejercicio básico como levantar la mano. Inténtelo. Suba su mano. Para que su mano subiera, usted tuvo que activar un pensamiento, darle una orden a su mano y ella ejecutó. Si no lo hizo, su mano no subió porque la mano no se mueve sola sin una intención previa que viene del pensamiento de realizar el movimiento.

Nuestro cuerpo y nuestra mente se mueven en un solo bloque. Así por ejemplo, nuestras células un día tuvieron que adaptarse al hecho de comenzar a caminar y a partir de ahí seguir respondiendo según las necesidades que representa el caminar, nuestro cuerpo aprende y recuerda lo que necesita guardar para cumplir con las órdenes que le vamos dando desde nuestro pensamiento. El cuerpo actúa de acuerdo a la información que se le dé y se la damos desde nuestros pensamientos conscientes e inconscientes.

Esta información es transmitida al cuerpo desde un centro de mando, el sistema nervioso central, hasta el resto del cuerpo por medio del sistema nervioso periférico. Y es a través de este mismo sistema que el cuerpo recibe la información del entorno. Toda esa información que mi cuerpo recibe, lo hace a través de mi mente. Y cuando nos referimos a mente, no solo nos referimos al cerebro, que es un centro de procesamiento, incluso tampoco hacemos referencia solamente al sistema nervioso en general. Parte de nuestra mente la constituye la información que está guardada en el cuerpo, en las memorias celulares que guardan la información de lo que les aconteció. Piense de nuevo en el ejemplo de aprender a caminar. Sus células musculares, sus tendones, su piel, etc. van guardando la información que cambia según vamos desarrollando y ve evolucionando la habilidad de caminar.

Influencia de nuestros pensamientos en el cuerpo

Nuestros pensamientos influyen en nuestro cuerpo. Cuando yo reacciono al entorno, lo hago a través de mi cuerpo, pero mi reacción y comportamiento viene a mi cuerpo a través del pensamiento. Entonces, lo queramos o no, lo que pienso y cómo me siento a raíz de mis pensamientos afecta a mi cuerpo. No podemos evitar que el cuerpo transmita la información que viene desde mi sistema nervioso a mi cuerpo. Cuando tengo una preocupación intensa o crónica, mi cuerpo va a ser influenciado por eso. Cuando paso una situación que me detona miedo, el cuerpo reacciona desde allí y me lleva a comportarme de acuerdo a ello.

De manera similar, cuando pasamos una situación que nos marca, por ejemplo, un trauma, no solamente la experimentamos de manera emocional, sino también física. Lo que interpretamos del entorno, lo que vivimos, lo que sentimos y percibimos como los olores, lugares, ruidos, queda guardado en nuestro centro de procesamiento y también en el cuerpo. Estas experiencias sensoriales se convierten en gatillos de pensamientos conscientes e inconscientes, que activan un sistema de creencias que vienen asociadas emociones que van a producir una respuesta a nivel corporal.

Incluso el efecto de esta conexión de la mente y el cuerpo también se ha visto reflejada a través de varias generaciones. Hay ciertas situaciones que son tan fuertes en la vida de una persona, que su efecto se observa en sus hijos y en los hijos de sus hijos. Un ejemplo han sido casos de estrés postraumático donde la huella que queda a nivel emocional y en el cuerpo es tal que se observa en las siguientes generaciones incluso en ausencia de la situación que provocó el trauma. En Método PENIEL hemos visto como personas que llegan con situaciones emocionales negativas y complejas, y un estado de salud deteriorado, al cambiar el sistema de creencias negativo, ordenar sus emociones y lo que traen heredado de antepasados, ven acompañado a su mejora en el estado de bienestar emocional, una mejora en su estado de salud físico. Porque la mejora en la mente, tiene un efecto positivo a nivel del cuerpo.

Analicémoslo desde otra perspectiva ¿Qué sucede cuando la fuerza que mueve mis pensamientos es una fuerza negativa? Esta negatividad va a tener una influencia en mi cuerpo. Piense en esos días en que ha pasado por mucho estrés, las cosas no salen como necesita que salgan; enciende el televisor y lo que ve es malas noticias, va a redes sociales y el feed le recuerda los problemas que hay a nivel mundial. ¿qué pasa? ¿cómo se siente emocionalmente? ¿cómo se siente su cuerpo? Es difícil que me sienta bien cuando desde dentro y fuera, mi cuerpo está recibiendo negatividad. Así es como al estar mal a nivel emocional, el cuerpo eventualmente sacará la evidencia de lo que esté pasando conmigo a nivel interno.

Por el contrario, si la información que llega desde mis pensamientos es positiva, porque ese sistema de creencias negativas que mencionamos cambia, si mis emociones son ordenadas, se elimina una fuente de negatividad desde dentro del ser. Las personas a través del Método PENIEL logran esto gracias a que la fuerza del poder que los creó, la fuerza de Dios, que es una fuerza positiva y transformadora y se convierte en la fuerza que influye su mente desde su esencia. No solamente cambian su percepción de sí mismos, sino que su cuerpo y entorno se ven impactados por esa fuente positiva que mana desde su ser. Esto hace que la persona poco a poco vaya cesando de consumir la negatividad en el entorno para convertirse más bien en una fuente de pensamientos positivos. Hace poco escuché esta frase: Si pensamos bien, vamos a vivir bien, si pensamos mal, vamos a vivir mal. Alimentar y renovar nuestro pensamiento con respecto a nosotros mismos y nuestro entorno, tendrá un impacto que trasciende a nuestro cuerpo, porque cuerpo y mente funcionan como un bloque unido.
Tu cuerpo no olvida:
FACILITADORA MARIA INES CHAVES RODRIGUEZ 31 de agosto de 2025
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